Algo que me gusta pero nunca pude hacer
es tumbarme sobra la hierva a ver un atardecer
en un campo verde como la esmeralda
aunque no fuese primavera.
Y al estar allí tumbado
en el límite del prado
dejar de divagar con mi mente
y poder pensar, solamente, una vez más
que nunca hubo sitio para mi en este mundo
pero que siempre me dio igual.
A partir de ese momento
dejaré de temer el cogerte la mano
y decirte "acompáñame a donde nadie ha estado"
y así empezar a caminar
sin un rumbo prefijado
hacia el horizonte, y nada más.
Es el sueño de un loco poeta
y tonto soñador,
¿quizá era al revés?
que se yo
pero claro me ha quedado
que los sueños... ¿sueños son?
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