Aquel que con su llama sumirá al mundo civilizado en una guerra interminable para que por fin podamos comprobar cuan dolorosos son los ríos de sangre.
Y entonces los humanos lo entenderemos y moriremos por ello, y en nuestro honor serán levantadas lapidas blancas que entonen ritmos de pecado.
A todos aquellos cuya vida viven acabando con la de otros serán exterminados como ya lo fue su humanidad.
Yo soy el ángel exterminador, esta es la Tierra de Nadie, no os la apropiéis.
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Si de verdad fuésemos criaturas racionales sabríamos que es mejor que no muriese nadie en estúpidas batallas.
Atentamente, un humano.
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