Por encima del océano de nubes.

21.8.12

La roja armadura de plata.

Cabalgaba el caballero en su rocín de sombras
fuerte y robusto, con la furia de un mar embravecido
directo al horizonte, a buscar del tesoro
en los bosques encantados de otros mundos
increíblemente cercanos, poblados de damas bellas
y oráculos crueles, que esperan por el hombre
que caiga en sus redes.

Pero el, el caballero de la roja armadura plateada
no busca a la dama amante de todo hombre
ni busca los secretos del futuro que le espera
el solo viaja, para dejar la luna atrás y encontrar
algo más, que regalarla.

Durante largo tiempo buscó cofres encantados
y peleo con bandidos hasta otorgarles muerte,
viajó por todo mundo humano, buscando para ella
algo que mereciese la pena, manchando de sangre
caminos y ríos y sin apenas importarle.

En las tabernas de los caminos se oyen las historias
de un mundo que no es de esto mundo
que solo se puede alcanzar por un claro de luna
y que todos los que entran no vuelven
pues desayunan con la locura,
pero la historia de que algo allí yace
llena de euforia al necio guerrero
que se encamina sin demora
en busca de una puerta sin llave.

Y largos días cabalgó, con su caballo de sombras
buscando no sabía que hasta que por fin llego
a la cima de una montaña y por lo que allí vio
lloró.

Una rosa del azul más bello que pudiese imaginar,
llorando a la par que el por los muertos dejados atrás,
pero la flor tenía corazón, lo perdonó,
el caballero nunca supo por qué, pero no le importó
dejo allí su arma y su armadura y tomó la flor
dejo a su caballo unirse a su hermana la oscuridad
y corrió, con la belleza en la palma de la mano
volviendo hacia ella, ya, sin temor.

Lo que cuentan después de eso, es que la armadura
no volvió a ser roja pues ni la sangre soporta la lluvia
del color del perdón.

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